Rober Bodegas no lo puede evitar. Habla y hace chistes sin parar. ¿Qué tal los veraneos de niño? «Es que no veraneábamos». A algún sitio iría la familia, ¿no? «Mis padres eran autónomos y no tenían vacaciones». «Es que los filetes empanados no saben en ningún sitio como en la playa». «¡Por favor, que alguien fije un tiempo oficial para hacer la digestión! Porque no hay forma de que se me olviden esas esperas insufribles para poder bañarte. Y tu madre insistía: ''Espera, que aún quedan dos horas''. Cada madre tenía el suyo.
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