Hasta ahora, no era posible la inclusión en el listado de morosos, si existía una reclamación ante la Administración, un tribunal o algún otro organismo de arbitraje que estuviera decidiendo sobre la existencia de la deuda. La modificación evita esta comprobación previa. Entrar en un registro de morosos es fácil y rápido -sólo hay que negarse a pagar los pocos euros de la factura de una empresa de telefonía móvil que nos haya captado con prácticas fraudulentas-, pero salir puede convertirse en una agonía.
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