Los avances más prometedores en ciencia están en la zona fronteriza entre diversas áreas del saber, pero a Ernesto Estrada Roger, químico matemático con dos patentes en su carrera -una de ellas de un antitumoral que explota una empresa alemana-, apostar por la interdisciplinariedad le ha salido caro: el 1 de julio se irá al paro. El currículo que desprecia el Ministerio de Ciencia, sin embargo, le ha valido para fichar a partir de octubre para dirigir el Instituto de Sistemas Complejos de la Universidad de Strathclyde, en Glasgow.
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