Fernando Arrabal, maestro de la patafísica, fue aupado por una muchedumbre en procesión en Salamanca. El escritor, que dijo "ser trascendente como un sátrapa o como un cocodrilo" llamó a las puertas de la catedral a gritos de "Señor Dios, ábrame la puerta". Ante la negativa de éste pidió un teléfono móvil para ponerse en contacto con él. Además reconoció que su amigo Umberto Eco no iba a dar crédito. El día antes enterró parte de la obra de Spinoza en un pueblo cercano a Salamanca, donde protagonizó otra procesión, esta vez subido a un tractor.
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