El presidente de la Xunta y su equipo miden las sesiones de control parlamentarias por los titulares de prensa y, en menor medida, por el aplauso de la bancada al finalizar la intervención. En los últimos meses ambos van a menos. Las alusiones a Zapatero ya no venden como antes y el socorrido recurso de la herencia bipartita, tres años después, tampoco hace la misma gracia que al principio del mandato
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