Gobiernos de los cinco continentes han invertido cientos de millones de dólares en comprar vacunas para una pandemia que no se ha producido. En España, las autoridades sanitarias consignaron 265 millones de euros para la compra de dosis. Finalmente se gastaron 93 millones, pero el problema es que de los 13 millones de vacunas han sobrado 11 millones con las que no se sabe qué hacer. Pero todavía no he encontrado autocrítica sobre el papel de los medios, decisivo para que semejante tropelía pudiera llevarse a cabo.
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