Empezó con una simple pregunta. Con un interrogante que ronda la cabeza de muchos. ¿Por qué ya no sabe el pan como antes? Es lo que se planteó hace tres décadas Juan José Marcén, nacido en el pueblo de Leciñena, a 35 kilómetros de Zaragoza. Sus recuerdos de la infancia le devolvían a una hogaza con cuerpo y textura de campo. Nada que ver con lo que llevaba tiempo acompañando sus platos. Preguntando a lugareños e informándose por su cuenta alcanzó una conclusión a priori obvia: todo se debía a un cambio en el tipo de trigo.
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