El 29 de enero, Francesc Jiménez, de 43 años, circulaba en bicicleta por una zona forestal de Argentona (Maresme). Cuando subía por un sendero sintió un fuerte estrépito y se precipitó al suelo abatido por el disparo de un cazador, un aficionado de unos 70 años que formaba parte de una batida de jabalíes. El tiro impactó en las vértebras, le dañó la médula y le perforó el pulmón, donde quedó alojada la bala.
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