Los ‘supporters’ del Newcastle están en pie de guerra. No es para protestar por la marcha de alguno de sus máximos exponentes futbolísticos (Michael Owen, Alan Smith o Emre), porque no tienen intención de abandonar Saint James’ Park, sino porque su actual propietario, Mike Ashley, podría vender el club a la familia de Osama Bin Laden, líder del grupo terrorista Al Qaeda.
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