Salarios golpeados por una inflación acumulada del 13,9% desde 2021 y convenios colectivos que no recuperan el poder adquisitivo perdido ahogan a los sueldos más precarios en facturas básicas, creando un enfado que cristaliza en las urnas. “Cuando el enfado es transversal, cristaliza según la ideología: los votantes conservadores dan un paso más hacia el fascismo y la izquierda opta por la abstención”, explica la profesora de política, experta en fascismo, Jule Goikoetxea.
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