La letra pequeña de los contratos que se firman al adquirir un teléfono móvil se convierte en ocasiones en una pesadilla para el comprador. Es el caso de una vecina de Ourense, que contrató una línea de telefonía móvil para su hijo con una cuota máxima de consumo de 20 euros. Esa limitación no impidió que recibiera en su domicilio dos facturas por un importe conjunto de 9.227 euros por los gastos originados por el menor en el terminal durante un período de dos meses.
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