Una persona amiga del mundo de la farmacia me comentó la problemática que tenían con la fijación de precios de los test de embarazo y otros productos secundarios que se venden en las farmacias con precio libre. Inicialmente fijaron un "precio razonable" en función del coste: alrededor de 3 euros. Resultado: no vendían casi ninguno. Las mujeres no querían esos test "baratos" y se iban a las marcas líderes, que costaban más de 15 euros. Cambiaron de estrategia: 10 o 12 euros por los mismos aparatos. Ahora sí: el resultado de las ventas fue bueno.
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