Lejos de los encendidos elogios de la prensa afín al PP, observo que se sigue manteniendo una incomprensible piedad hacia Mariano Rajoy, haga lo que haga. Entre las loas y disculpas, he escuchado una crítica radiofónica en la que “se le presume buena intención” (aunque se equivoque). ¿Buena intención destruir la sanidad y la educación en primer lugar? ¿Obligar a los niños a acudir estigmatizados al colegio sin libros y con una tartera frente a quienes tienen de todo? ¿Suprimir la dependencia? ¿Hacer pagar más por menos a quienes son mayores víc
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