Los terroristas no son malvados de película de James Bond. No necesitan tener una base secreta en un volcán o una de esas maravillosas bases secretas de Bin Laden que la prensa británica se inventó a finales del 2001. Lo único que necesitan es un puñado de tarados, alguien que les suministre cosas que explotan, y un objetivo de oportunidad. Esto en España deberíamos saberlo con meridiana claridad, porque los atentados del 11-M fueron preparados en Leganés con explosivos asturianos, sin que hubiera ninguna fortaleza en los desiertos de Yemen (.)
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