Sola en una celda de Melilla, en plenas navidades. Encarcelada con 19 años recién cumplidos y sobre sus hombros una posible condena de 17 años por haber asesinado a su propio bebé recién nacido. Estaba en shock, no podía articular palabra. Había sufrido un aborto espontáneo y la Justicia no la creía. Delia (nombre ficticio) tenía por delante un panorama desolador que duró 579 días, lo que tardó el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía en anular la sentencia que la condenó. Finalmente fue absuelta y liberada de toda culpa.
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