S., la más joven, se acuerda de su primera borrachera hace un año: «A mí no me gustaba que ellas bebieran. Yo era la sana. Pero aquel día... Uf. Iba muy mal». Era su cumpleaños, abrió la puerta y ahora ha cambiado de opinión: «Por una vez que sales, yo creo que puedes tener esa sensación. Tengo 16 años y mucha vida por delante. Cuando tenga que trabajar, ya no podré pegarme estas fiestas, así que tengo que aprovechar». C., a su lado, 17 años, completa la argumentación: «Te cunde. Pasan cosas graciosas, te diviertes...
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