Podríamos revisar una ya no tan breve historia de la publicidad plagada de “citas”, “apropiaciones”, copias en definitiva. No es un problema de derechos de autor a lo que me refiero. De lo que quiero hablar es de por qué una creación de arte contemporáneo no parece interesar a nadie y cuando se transforma en una imagen mediática que anuncia cualquier cosa se acepta, gusta, e incluso, se celebra como una idea original y brillante.
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