Conejero trabajaba como autónomo para la empresa Stem Cell, una compañía con sede en Galicia y que ofrece a las familias la posibilidad de guardar las células madre de la sangre del cordón umbilical de sus bebés en el momento del parto y enviarlas a un laboratorio extranjero para poder usarlas en el tratamiento de posibles enfermedades de sus hijos, por este servicio, las familias pagaban entre 1.800 y 2.200 euros. Pero Conejero decidió apropiarse del nombre de la empresa para la que trabajaba y quedarse con todo el dinero de los clientes.
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