En un trabajo publicado esta semana en la revista Bulletin of the Seismological Society of America, el equipo detalla cómo, con ayuda de escaladores, colocaron sismómetros en la base y en la cumbre de esta roca para medir su movimiento y detectar su frecuencia de resonancia. “Porque nada está realmente quieto, siempre hay energía propagándose a través de la tierra, que sirve como una fuente de vibración constante para la roca”, asegura Ruley Finnegan, coautor del estudio. Artículo (ENG):
geohazards.earth.utah.edu/castleton_tower.html