Después de leer las “brillantes medidas” de la reforma laboral, hay voces pidiendo huelga general. Esta reforma laboral no merece una huelga, merece un cierre patronal. La decepción es máxima, imprecisión y poca claridad del ejecutivo. El Gobierno nos toma el pelo con las deducciones, hay ya más de 40 de contratos diferentes, deducciones puntuales y diferidas, sigue sin dar una líneas claras para el despido objetivo, huele a pelotazo de las grandes ETTs, puerta al fraude. Sí esta reforma nos tiene que sacar de la crisis está equivocada.
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