Anoche en el habitual discurso lento, aburrido, sin sustancia y previsible que nos dedica el rey, con mucho esfuerzo para realizarlo, a nosotros, todos sus leales y entregados súbditos, se nos vino a confirmar esas tres cosas que ya sabíamos: Que estamos en crisis. Que la única medida que podemos tomar los trabajadores es seguir en nuestros puestos enriqueciendo al capital. Somos gilipollas.
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