Las elecciones generales de 2015 supusieron un punto de no retorno para el sistema político español. Dos nuevos partidos, Podemos y Ciudadanos, obtuvieron una sustancial representación parlamentaria tras dos décadas de bipartidismo. El equilibrio institucional de España había saltado por los aires. La palabra "reforma", tan manida desde la Transición, se colocó en la primera línea de la agenda mediática. Cuatro años después del 15M, sonaban vientos de cambio. Fue un espejismo.
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