El martes, el Tesoro español no pudo vender todos los títulos de deuda pública que ese día sacó al mercado. Y eso que ofrecía el doble de interés que hace solo unas semanas. Es una noticia tremenda. Porque, aparte de que no augura nada bueno, también indica algo más profundo y que va más allá de la economía: que la imagen de España en el mundo ha empeorado de forma alarmante y a una velocidad de vértigo.
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