Tras el boom socioeconómico del posfranquismo, los españoles padecen un triple azote: la economía se hunde, el Gobierno está bajo sospecha y el Rey perdió apoyo. Cuando los socialistas de 1982 tocaban el poder con los dedos, después de cuarenta años de una posguerra que conoció todos los tonos de una dictadura, Alfonso Guerra (ahora el diputado más viejo de la democracia) dijo que un día a este país no lo iba a conocer ni la madre que lo parió. Y así fue.
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