Racionalmente sigo siendo crítico, sospecho del pan y circo, de la manada, de lo visceral. Emocionalmente, lo racional me da igual. Acabamos de pasar el peor trimestre del peor año de una crisis infernal que el lunes, cuando despertemos, todavía estará allí. Soy consciente, es sólo una ilusión bastante boba, una inútil evasión. Pero por unos días no quiero saber del paro, de la corrupción, del recorte de salarios, de la crisis mundial. Al menos hasta el domingo, España es redonda y yo quiero soñar.
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