Vaticinar no solo es profesión de Rappel, Aceves, Aramís Fuster sino que se le pide a Zapatero que diga valientemente lo que nos espera “aunque sea el churchilliano sangre sudor y lágrimas”. La obligación de un presidente de gobierno es tranquilizar a sus compatriotas y se encuentra así ante la realidad de mantener la calma de todos, decir cual es su plan de combate de la situación y no errar. ¡La cuadratura del círculo!
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