Lo confieso. Soy -por si alguien aún no se ha dado cuenta siguiendo el rastro de este blog- uno de los salvajes e irresponsables -así nos llamó Lucía Figar en sus pasadas declaraciones- que estamos haciendo huelga estos días. Y, por ello, he pensado que lo mejor es hacer un necesario acto de contrición individual y enumerar mis culpas, con la esperanza de que mis compañeros docentes también recuperen la razón y hagan lo propio por el bien de la escuela pública.
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