La clásica búsqueda del «eslabón perdido» ha resultado mucho más ardua de lo que en el siglo XIX imaginó Ernst Haeckel, el primero que designó esta criatura como el «Pithecanthropus», el «hombre mono». La última de las pistas la ha desenterrado el primatólogo Elwyn Simons, de la universidad norteamericana de Duke, en la depresión egipcia de Fayum... se trata de un cráneo de «Aegyptopithecus zeuxis», un pequeño primate que habitó esta región hace 29 millones de años
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