¡Qué consuelo, qué indecible consuelo es sentirse uno seguro con otra persona; no tener que pesar las ideas ni medir las palabras, sino poder derramarlas todas tales como surgen, la paja junto con el grano, sabiendo que una mano fiel las tomará y separará, conservando lo que vale la pena y luego, con un soplo de benevolencia, esparciendo el resto al viento!
George Eliot