Si en España se respetaran y mantuvieran las escuelas rurales, hasta Finlandia nos envidiaría por nuestro sistema de enseñanza. Pero no. Con la disculpa de que no hay suficientes niños, se agrupan en centros masivos y se arregla con el transporte, como ovejas desde su apartado domicilio. Y eso cuando hay transporte. Otro negocio de las empresas en connivencia con políticos, directores generales, y demás gentuza dedicada al mangoneo, que consideran la enseñanza como un gasto y no como una inversión.
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