La caída del Gobierno holandés, incapaz de llegar a un acuerdo para prorrogar la presencia de sus tropas, ha sido la última expresión de la creciente incomodidad que supone para Europa la guerra de Afganistán. Las repetidas matanzas de civiles en bombardeos de las fuerzas internacionales de la ISAF y el goteo de bajas –ayer las tropas de EEUU alcanzaron las 1.000– tampoco puede decirse que empujen a la opinión pública europea a percibir el conflicto afgano como propio y la implicación del Viejo Continente como imprescindible.
|
etiquetas: guerra , afganistán , escepticismo , europa , eeuu , isaf