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Esas calurosas tardes de verano...

[...] Pero el daño ya estaba hecho... no podía quitarme de la cabeza esas sórdidas imágenes. ¡Qué o cruda y despiadada podía llegar a ser la naturaleza en algunas ocasiones! Y empecé a darle vueltas y vueltas... ¿Y si los humanos tuviésemos la misma costumbre? ¿Y si realizáramos el mismo ritual de apareamiento? Qué jodido ¿no? Muchos aparecerían muertos cualquier sábado por la noche después de haber 'triunfado' en la discoteca; en un callejón, o en el asiento trasero de un coche.

| etiquetas: reflexiones , relatos , sexo , mantis

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