Un anestesista del hospital de Montpellier, que había reconocido la comisión de un error médico, causando la parálisis de las piernas a un bebé de unos meses, junto con su cese en la actividad clínica impuesta por la dirección de hospital, fueron el desencadenante de la tragedia. El cuerpo sin vida del anestesista, de 31 años, fue hallado en un pueblo al oeste del Hérault. La presión por lo acaecido no pudo ser superado por el joven médico, quien tomo la equivocada y drástica decisión.
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