La idea es muy simple: en cada cambio de una moneda a otra se impondría una pequeña tasa, digamos del 0,5% del volumen de la transacción. Así se disuade a los especuladores. Mi tasa devolvería un margen de maniobra a los bancos emisores de los países pequeños y opondría algo al dictado de los mercados financieros. Yo me alegraría de que esos ingresos les llegaran a los pobres del mundo. Relacionada:
meneame.net/story/tasa-tobin-impuesto-especulacion