Llegué a las diez de la noche a la estación de Chamartín después de una semana de vacaciones. Me acerqué al cajero automático a sacar dinero para coger un taxi. De repente vi que tenía 12.000 euros en mi cuenta. Pensé que el cajero se había vuelto loco porque solamente tenía 2.000 euros de ahorro. Al día siguiente volví a meterme en mi cuenta y vi que tenía un ingreso de 10.000 euros. En el concepto se podía leer: Indemnización por despido
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