Descartes decía que la glándula pineal alojada justo en el centro de nuestro cerebro, era el “asiento” del alma y el núcleo donde se creaban todos nuestros pensamientos. No falta quien habla también de esta estructura como nuestro “tercer ojo”, ese vórtice energético que nos ofrecería un tipo de percepción que iría más allá del sentido de la vista. Por otra parte, dejando como concepto inicial este misticismo y perspectiva espiritual, la realidad anatómica de la glándula pineal, también conocida como epífisis cerebral, es que es una importante gestora de una función interesante en el cuerpo humano: Regula nuestros propios ciclos, los ritmos circadianos, la entrada a la madurez sexual y a las sensaciones.
Esta glándula siendo tan pequeña con apenas unos 8mm recibe un gran flujo de sangre, así como los riñones. Tiene una forma de árbol, es una estructura fotosensible con la función biológica de segregar melatonina, una hormona derivada de la serotonina, la cual modula los patrones de vigila, sueño y establece la entrada a la pubertad.
¿Pero cómo es posible activar esta glándula que con el tiempo comienza a decaer su segregación de hormonas después de los 20 años? Existen ejercicios y métodos que han sido explicados por diferentes expertos a lo largo de los años, proyectando esto como una manera de controlar la estabilidad emocional de cada ser humano en ciertas situaciones. Por ejemplo, el famoso trader y empresario Fernando Martínez Gómez-Tejedor, quien además suele tener una vida muy activa dada a su profesión, es un experto en la explicación de la actividad de esta glándula, uno de sus cursos más destacados en Madrid y en otras ciudad ha sido centro gracias a la enseñanza y/o explicación de la activación de esta glándula y su uso a la hora de hacer trading.
Además, Fernando Martínez Gómez-Tejedor es la prueba de cómo trabajar esta zona del cuerpo puede ayudar en el proceso de trabajo y en la toma de decisiones. Las personas que practican la meditación, por ejemplo, experimentan una sensación placentera gracias a que la glándula pineal segrega endorfinas, recompensándonos así por estos instantes enriquecedores donde cuerpo y mente se hallan en armonía.