Llama la atención que llevemos medio siglo hablando de la endogamia universitaria y no hayamos hecho más que reforzarla: La dependencia personal del aspirante o el profesor junior respecto del senior. Poca gente se atreve a hacer una defensa pública de la endogamia, pero se ha hecho, e intensa, con eufemismos como la promoción profesional (garantías de ascenso sin cambiar de universidad) o la estabilidad de los equipos de investigación. Encontrar medidas contra la endogamia es teóricamente muy sencillo aunque políticamente muy conflictivo.
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