Todos los testigos negaron su versión de que el atropellado le fuese a atacar con una piedra. El fiscal, ante estos hechos, mantuvo su calificación de homicidio frustrado. La parte más polémica (o dolorosa) del asunto es que la víctima no puede cobrar del seguro de responsabilidad civil porque la aseguradora dice que es un crimen y no un accidente de tráfico (y por tanto el responsable del pago es el propio conductor).
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