Una vecina de Vitoria está en la calle a sus 70 años porque una financiera se ha quedado con su piso. Ahora, la entidad quiere también embargarle su pensión. Y todo por haber avalado a su hijo para montar un negocio que se fue a pique. Cuando la cosa prometía, la financiera abrió el grifo; cuando falló, reclamó a la avalista, casi anciana y sin recursos, hasta el último céntimo. Ya tiene en sus manos el piso y como su precio se ha desmoronado, no le vale para cubrir la deuda y también va a por su pensión.
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