Un día después de la detonación de localizadores en todo Líbano, en la que al parecer murieron doce personas, entre ellas al menos dos niños y cuatro trabajadores sanitarios, se ha registrado una segunda oleada de explosiones en todo el país. Al parecer, las detonaciones de hoy se debieron a la manipulación de walkie-talkies fabricados por ICOM, una empresa japonesa cuya rama estadounidense también es un importante proveedor del ejército de Estados Unidos. Ya se han confirmado 26 muertos y unos 3.000 heridos.
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