Lo más indicado cuando un empleado está enfermo es quedarse en casa. Pero con una sociedad tan competitiva y en crisis, muchos deciden ir al trabajo para demostrar su fortaleza y su compromiso con la empresa. Según un estudio de la doctora Mary Capelli-Schellpfeffer, sin embargo, esta decisión no sólo aumenta los riesgos de contagio en el entorno laboral sino que también afecta a la imagen de la empresa.
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