Thomas Bordage acudió a la sede central de Apple París sin saber porque le habían llamado. Quizás incluso se trataba de un ascenso. Al fin y al cabo se tomaba muy en serio su trabajo en Apple Opera e incluso alargaba su jornada laboral 20 minutos los días en que había mucho trabajo. Todo lo contrario. Apple quería advertirle de que si no cambiaba la costumbre de alargar la jornada laboral habría consecuencias, quizás incluso el despido.
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