No disparen al mensajero. Han sido las filtraciones alrededor de la entidad financiera las que han generado un cúmulo de despropósitos que ha conducido a su liquidación. El Gobierno y los reguladores han estado ausentes una vez más, cuando la entidad se desangraba por momentos y esta vez no le pueden echar la culpa a la politización de la entidad ni a la banca pública. Los contribuyentes no pondrán un euro por el momento pero 300.000 accionistas se merecen una explicación que aún no han tenido por parte de las autoridades.
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