Era el hombre perfecto: "gentil", "caballero", "cultísimo", "el príncipe azul", recuerdan sus víctimas. Decía ser vasco, tener 58 años y dirigir un hotel de cinco estrellas en Tel Aviv (Israel). Aseguraba no haber estado con una mujer desde la muerte de su esposa, hacía diez años y prometía el último gran amor. Allí estaba. En match.com, una web de contactos de Internet. Ahora se ha convertido en un monstruo ... Su método: amenazarlas con enviar a su familia y amigos "vídeos pornográficos" que grabó cuando fueron a visitarle a su casa en Israel
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