Preecha Jiabyu solía llevar a los turistas a remar de noche en el río Mae Klong, para que vieran los bancos resplandecer gracias a miles de luciérnagas. Hoy sólo ve las luces fluorescentes de hoteles, restaurantes y complejos viales. Dice que tendría que remar unos tres kilómetros para poder volver a ver árboles encendidos con las criaturas mágicas de sus años juveniles. “Las poblaciones de luciérnagas han caído un 70 por ciento en los últimos tres años”
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