Se me hace curioso ver a los secretarios generales de CCOO y UGT en una especie de anuncio diciendo a la chavalada que "el futuro es la FP". Un anuncio, por cierto, gris, anodino, aburrido y artificial. Se me hace curioso ver ese anuncio emitido junto a otros treinta anuncios en los que no aparece nadie ni nada que haga una mínima referencia a la vida de un obrero común.
El obrero no vende. Se ve que una cafetera expreso hace peor café en una cocina en la que sólo cabe uno que en una cocina de quince metros cuadrados. ¿Para qué coño iba a querer un alicatador un Samsung Galaxy H14? ¿O un BMW alguien... que no tenga garaje en casa? La gente que vive en pisos de 90 metros cuadrados no celebra la Navidad: sólo los que viven en unifamiliares, duplex, adosados y chalets de lujo.
En la app de Vinted sólo venden ropa niñatas pijas que han dilapidado fortunas en trapos que apenas o jamás han usado. La señora que friega las escaleras de mi edificio supongo que tendrá que dar lo que no usa a la parroquia. Los niños de los anuncios son todos hijos únicos, porque nunca visten ropa que tenga más de dos años. Los pensionistas de los anuncios tienen mejor salud que la mujer de un amigo, que trabaja a destajo en una conservera.
En los anuncios aparecen apartamentos, claro. Generalmente, con jóvenes que follan mucho, que comen pizza a raudales o que matan el cuatrimestre jugando al Fortnite. Los publicistas deberán pensar que en un piso de 100 metros cuadrados no cabe una cámara, o que la iluminación es mala. Porque en un piso así no existen los resfriados. Todos los que cogen catarros son oficinistas, gente buena que abandona cenas de empresa y aplaza la redacción de informes para pasar un ratito con sus hijos. Conozco hijos de autónomos que no saben ni si su padre lleva barba o no.
Yo me crié en una casa humilde. Tres habitaciones, un salón-comedor, un baño, una cocina, y una despensa. Un piso alto, sin ascensor, sin garaje. Mis padres, obreros. Y yo, con estudios a base de trabajar ellos dos y mantenerme en una época en la que no era fácil ni común que gente humilde tuviera a sus hijos estudiando.
Y ahora aparecen los dos capitanes de las mariscadoras mayores del reino a decir que los chavales tienen que ser obreros si quieren un futuro. Que tener sueldos de mierda y vivir hipotecados de por vida es lo que toca. Y si quieren saborear algo de la vida de clase media-alta, que se compren un aparatejo de esos que venden por la tele, que es lo más cerca que van a estar de ello.
A los jóvenes les digo: estudiad y aprended lo que os guste, pero si vais a ser peluqueros pudiendo (y queriendo) ser ingenieros, abogados, médicos, maestros o cualquier cosa que requiera estudios superiores, no hagáis caso de esos dos charlatanes y tirad para la universidad.
¿Qué sucederá en el futuro? Nadie lo sabe. Aunque quizá veamos al director de Renfe diciendo en la televisión que el futuro de los transportes es viajar de pie. No lo descarto. Total, tenemos la caja tonta llena de políticos y tertulianos varios repitiendo machaconamente que el futuro de la democracia no es que el pueblo vote cada dos por tres...