La crisis económica, sin ir más lejos, es un buen ejemplo del uso del Macguffin. Cuando empezó la película nos parecía muy claro el argumento: un puñado de grandes bancos, inversores, inmobiliarias y agencias de bolsa habían provocado una crisis financiera, tras la que estaba la codicia sin límite de los malos malísimos de la película. Así nos engancharon con la trama, y nos metimos en una historia que pintaba bien.
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