Aunque mi hijo falleció hace ya casi siete años en el terrible accidente del Yak-42 seguimos peleando por la verdad en los tribunales. Madres, padres, hijos, hermanos, viudas, todos queremos que España sepa en qué condiciones han trabajado nuestros militares y peor aún, en qué condiciones fueron tratados después de muertos. El Yak nunca debió volar y por dos veces en Zaragoza hemos oído la verdad, demasiadas subcontratas, nadie veló por la seguridad de los 62 militares españoles. Militares, empresas... responsables del horror. ¿Y los políticos?
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