Gracias al incendio de los países periféricos que el propio gobierno alemán se encarga de alimentar, Alemania paga menos intereses para financiarse. De paso, Merkel impone sus recetas neoliberales al resto: desde el recorte draconiano del déficit hasta el fin de la negociación colectiva o el aumento en la edad de jubilación. El Gobierno de Zapatero también entregará esas prendas a “los mercados”. No bastará. Nada será suficiente hasta que Merkel o el BCE decidan que ya toca parar.
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