El “anti” de “antipopulismo” no es un anti de oposición, sino de simetría. Si el populismo consiste en hacer medidas que cuentan con la aprobación general, independientemente de consideraciones objetivas, el antipopulismo hace lo opuesto. Es especialmente sangrante que se pida austeridad, trabajar más horas y cobrar menos dinero para vender más al exterior, compitiendo al “estilo chino”, cuando lo que tenemos ante nosotros es, quitando la fanfarria financiera y dejando lo esencial, una crisis de superproducción.
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